Los populismos europeos crecen en ambientes de injusticia social
FĂ©lix de la Fuente Pascual [colaboraciones].-
Parece ser que la conciencia dormida de nuestros polĂticos europeos empieza a despertar, sobre todo despuĂ©s del triunfo de Macron en Francia. “Europa tiene que cambiar”. “Queremos más Europa”, dicen. Muy bien. Muchos lo venimos diciendo esto desde hace años. Pero lo que no está muy claro es quĂ© debe cambiar segĂşn ellos, quĂ© Europa es la que quieren.
¿Una Europa realmente democrática y de los ciudadanos o una Europa de los Gobiernos y de los partidos polĂticos? ¿Una UE en la que el Parlamento Europeo estĂ© dependiendo de los partidos nacionales o una Europa en la que los ciudadanos tengan algo que decir?
LĂłgicamente no me puedo fiar de las buenas intenciones de unos polĂticos cuyos partidos han venido bloqueando desde hace años la integraciĂłn europea. Hace muchos años que vamos caminando hacia otra Europa, pero hacia una Europa menos social, más nacionalista, menos solidaria.
Lo primero que deberĂan hacer todos estos polĂticos que desde hace unos minutos nos están hablando de la necesidad de un cambio, más por miedo que por convicciĂłn, es pedir perdĂłn pĂşblicamente por haber prostituido la idea de Europa. Son ellos los que con su abandono de los principios fundamentales de los Tratados, han estado abonando los populismos, la eurofobia y la xenofobia.
DIVISIĂ“N DE PODERES
TeĂłricamente se le ha dado más poderes al Parlamento Europeo, pero en la práctica, las decisiones importantes están en manos del Consejo de la UE y del Consejo Europeo, es decir de los polĂticos nacionales.
No me estoy inventado nada. Lo tenemos bien claro en los tratados. ¿CĂłmo es que los parlamentos nacionales pueden controlar al Parlamento Europeo? ¿Pueden acaso los parlamentos nacionales controlar a los parlamentos regionales o se dejarĂan ellos controlar por los parlamentos autonĂłmicos? ¿Entonces?
¿DĂłnde está la divisiĂłn de poderes? ¿CĂłmo es que un paĂs puede privar a los ciudadanos de la ciudadanĂa europea, sin que el Parlamento Europeo pueda decir nada, como en el caso de los ciudadanos británicos contrarios al Brexit? ¿CĂłmo es que se dejĂł asĂ alegremente en manos de cualquier Gobierno el abandono de la UE, como si se tratara de un club privado, prescindiendo de los lazos que habĂan creado entre todos los ciudadanos de la UniĂłn? Todo este se funda en modificaciones introducidas en los Tratados de la UE.
“Basta ya de estar pensando constantemente en ampliaciones”, nos dice estos dĂas la patronal francesa. Hay que establecer los lĂmites de la UE. Muchos de los paĂses que están dentro no deberĂan haber entrado porque ni llegaban a los estándares democráticos mĂnimos ni tenĂan la intenciĂłn de avanzar a una integraciĂłn polĂtica, como dicen los tratados. Y esto no quiere decir que la UE deba ser insolidaria y no preocuparse por ayudar a sus paĂses vecinos. Hay otras formas de ayudar y de colaborar. Ha primado la idea de un gran mercado por encima de la integraciĂłn solidaria.
AUSTERIDAD A LOS PARTIDOS, NO A LOS CIUDADANOS
Lleva razĂłn la patronal francesa. Es curioso que incluso una patronal tenga que dar a los polĂticos lecciones de europeĂsmo. Pero es que la patronal francesa vive en un mundo real, no en el mundo virtual y de endiosamiento, que es el mundo de los polĂticos.
¿Una UniĂłn Europea diferente? SĂ, más social, más democrática, una Europa de los ciudadanos, no de los Estados ni de los partidos polĂticos, con partidos transeuropeos independientes de los partidos nacionales.
Una Europa que exija austeridad a los partidos polĂticos nacionales, no a los ciudadanos, una Europa solidaria, en la que los paĂses ricos no se estĂ©n aprovechando econĂłmicamente de los dificultades de los paĂses pobres, con una “convergencia presupuestaria, fiscal y social”, como dice la patronal francesa.
Son muchos los movimientos ciudadanos proeuropeos que están surgiendo Ăşltimamente. Unamos fuerzas. Si se hundiera Europa, se hundirĂa tambiĂ©n nuestra democracia.
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